Es verdad que las razones para estar indignados
pueden verse hoy menos claramente relacionadas o el mundo se ha vuelto
demasiado complejo. ¿Quién está haciendo el ordenamiento, quién lo decide? No
es siempre sencillo diferenciar entre todas las corrientes que nos gobiernan.
No estamos lidiando con una pequeña elite cuyas actividades pueden ser
fácilmente visibles. Este es un mundo vasto, en el cual tenemos una sensación
de interdependencia. Vivimos en una interconectividad como nunca antes. Pero en
este mundo todavía hay cosas intolerables. Para verlas, es bueno y necesario
mirar, buscar. Jóvenes, busquen poco y eso es lo que van a encontrar. La peor
de las actitudes es la indiferencia, decir “No puedo hacer nada contra eso”. “Ya
me las arreglaré para salir adelante”. Por incluirte a ti mismo en esto,
pierdes uno de los elementos que hacen al ser humano: la facultad de indignarse
y el compromiso que es una consecuencia de lo primero.
Es
necesario tratar de explicar por qué el mundo de hoy, que es horrible, es sólo
un instante en un largo desarrollo histórico, que la esperanza siempre ha sido
una de las fuerzas dominantes en revoluciones e insurrecciones y cómo todavía
siento esperanza como mi concepción de futuro. Es necesario entender que la
violencia se opone a la esperanza. Es necesario preferir la esperanza,
esperanza por sobre la violencia. La no-violencia es el camino que debemos
aprender a seguir. También los opresores. Es necesario llegar a negociaciones
para quitar la opresión, esto es lo que permitirá no tener más violencia
terrorista. Por lo tanto no debemos permitir que se acumule demasiado odio
En
muchos mensajes de lideres como Mandela y Martin Luther King encontramos toda
su pertinencia en el mundo que ha superado la confrontación de ideología y el
totalitarismo conquistador. Esto es también un mensaje de esperanza en la
capacidad de las sociedades modernas de sobreponerse a conflictos por medio del
mutuo entendimiento y una paciente vigilancia. Para alcanzar este punto es
necesario basarse en derechos, en vez de violaciones, quien sea el autor, debe
causar nuestra indignación. El pensamiento productivista, impulsado por
Occidente condujo al mundo a una crisis de la que debe salir a través de una
radical ruptura con el concepto de "crecer" no solo en el campo
financiero sino también en el dominio de las ciencias y la tecnología. Ya es el
momento de que las preocupaciones acerca de la ética, la justicia y el
equilibrio duradero (económico y medio ambiental) prevalezcan. Porque son los
riesgos más serios que nos amenazan. Ellos pueden poner fin a la aventura
humana en el planeta, que puede llegar a ser inhabitable para los humanos.